No puede sorprender a nadie, que desde hace ya bastante tiempo se venga repitiendo aquello de que vale más una imagen que mil palabras. Esa presunción se cumple cuando esas mil palabras son torpes y oscuras, pero, sobre todo, cuando la imagen no se contenta con ser una simple consigna o sugerencia consumista y, atraída por objetivos más nobles, va mucho más lejos y se inscribe por derecho propio en el insobornable mundo del arte. Por ejemplo, cuando las imagenes se traducen en una serie de fotografías tan bellas y tan inteligentes como las que, desde hace años, viene realizando el fotógrafo barcelonés Leopold Samsó.
It cannot surprise anyone that for quite some time now they have been repeating that an image is worth more than a thousand words. This presumption is fulfilled when those thousand words are clumsy and obscure, but, above all, when the image is not content with being a simple slogan or consumerist suggestion and, attracted by nobler objectives, goes much further and inscribes itself in its own right. In the incorruptible world of art. For example, when the images are translated into a series of photographs as beautiful and as intelligent as those that the Barcelona photographer Leopold Samsó has been taking for years.